Aqui un video publicado en Youtube sobre el uso de las redes en las areas laborales en España, realizado por un noticiero en el país.

EL CORRECTO USO DE LAS REDES SOCIALES EN EL ÁREA LABORAL.

Este artículo tiene como finalidad destacar dos cosas importantes:

1.       El uso debido de las redes de manera que la labor que realizas no se vea afectada directamente

2.       El uso debido de la información que en las redes sociales circula y las opiniones sobre las mismas sin el conocimiento suficiente y haber comprobado las fuentes que las publican.

Las tecnologías en la actualidad han pasado a ocupar el lugar número 1 en la vida personal y laboral de los seres humanos. Es casi imposible determinar que tan seguido nos despegamos de los aparatos electrónicos y que tiempo podemos estar separados de las redes sociales. Sin embargo, ¿es esto lo más importante sobretodo en el área laboral?

Hablar de trabajos, publicidad, comunicación, contactos y esfuerzos sin tecnologías y redes sociales es un tanto vacío y diríamos que hasta obsoleto en la actualidad, no obstante existen aún algunas empresas en donde las redes sociales tienen prohibidos su uso, de hecho muchos de los servidores bloquean el acceso directo a estas actividades. 

Diríamos muchos empleados: ¿Qué no saben nuestros superiores que eso es lo que hoy en día genera tráfico? Si partimos desde el punto de vista lógico este argumento puede ser un tanto cierto, pero no es el método 100% más efectivo en la realidad laboral. 

Las redes sociales utilizan un sistema de promoción entretenido y hasta lo que está a la moda o en la onda, sin embargo crea distracción y retraso en las asignaciones de las tareas a cumplir dentro del horario específico. Si analizamos desde el punto de vista personal las redes sociales crean en el usuario de las mismas una adicción incontrolable, provocando que constantemente estemos revisándolas y actualizándolas.

La labor no se reduce en redes, dentro de las oficinas existen procedimientos a seguir y tareas a realizar a nivel presencial, administrativo y de gestión. Las redes sociales han causado un impacto en las personas que se aferran de lleno a ellas de manera que provoca en su personalidad un cambio por completo. 

Hoy en día, sobre todo el público más joven por lo que he notado al compartir con los mismos, (no es una fuente que he investigado, sólo mi punto de vista) se siente un aire de libertad de expresión extremista. Estos utilizan las redes como un medio de desahogo el cual ha afectado hasta la forma de vestir, comportarse y conversar. Las redes informan, pero ojo: No todo lo dicho en las mismas son 100% realistas y ciertas.

Así como cualquier información confidencial puede filtrarse de un lugar no debido, las redes sociales están llenas de informaciones no comprobadas y que pueden aportar en cada usuario un punto de vista diferente, afectando sus emociones y causando que  su manera de expresarse ante la misma pueda crear conflictos internos en su personalidad, pues el hecho de pensar que conoce sobre algo sólo por haberlo leído en las redes sociales y no comprobar mediante la investigación que la misma haya salido de una fuente fehaciente y comprobada, les causará una confusión al choque de opiniones con otras personas.

Si te detienes a debatir un tema donde tu único fundamento son las redes e incluso el internet, CUIDADO!, debes comprobar las fuentes de información de donde estas han salido.

Retomando el tema de la labor, el usar las redes sociales durante un largo período, aunque en ocasiones entiendes que no hay NADA que hacer, puede recurrir en que en un futuro no muy lejano algo que necesites, o necesitabas se vea atrasado. Siempre existe algo que hacer en tu oficina.

Si has terminado tus labores prioritarias revisa y ordena tu agenda, te darás cuenta de pequeños detalles que pueden habérsete escapado de la mano y que si permites se vayan acumulando llegará la hora en que simplemente serán demasiadas y no estarán para cuando las necesitas o peor aún, pueden detener la labor de otros que dependen del resultado de las tuyas.

Por: Ibelca Mencía